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Declaración en solidaridad con el pueblo de Gaza

Pedido urgente de alto al fuego y la protección de los derechos humanos en Palestina

FIAN Internacional, como parte de la Red Global por el Derecho a la Alimentación y a la Nutrición (GNRtFN), se solidariza con el pueblo de Gaza contra el asedio total impuesto por Israel a Gaza.

Desde 1948, las personas palestinas viven bajo la ocupación israelí, soportando una discriminación sistémica, violencia e innumerables muertes. El bloqueo y cierre ilegales impuestos a Gaza en 2007 restringieron el acceso a alimentos, agua y otras necesidades esenciales para llevar una vida digna, imponiendoles un Estado de apartheid. Los alimentos y el agua han sido sistemáticamente convertidos en armas por Israel, obligando al 77% de la población de Gaza a depender de la ayuda en forma de alimentos y dinero en efectivo. El 75% de la población de Gaza se encientra en situación de refugio o desplazamiento forzado, y el acceso al ya pequeño territorio se ha reducido de 300 a 1000 metros de la valla perimetral, ocupando el 29% de la tierra cultivable. Y mientras el mundo está pendiente de los ataques a Gaza, Cisjordania -concretamente la "Zona C"- sigue sufriendo discriminación sistémica, ataques y asesinatos por parte de las fuerzas y colonias israelíes. También se impide a los y las agricultoras el acceso a sus tierras, lo que tiene repercusiones inmediatas en sus medios de vida y a largo plazo en la seguridad y soberanía alimentarias de la población palestina.

Tras los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, en los que murieron unas 1.300 personas -muchas de ellas civiles-, el gobierno de Israel ha redoblado el cierre de la Franja de Gaza y está cometiendo crímenes de guerra. Al entrar las hostilidades en el 17º día, los intensos bombardeos israelíes sobre Gaza, desde aire, mar y tierra, han continuado casi ininterrumpidamente, matando a 4651 personas, entre ellas al menos 1873 niños, y desplazando a un millón de personas en la Franja de Gaza (información actualizada de la OCHA). Los ataques aéreos israelíes siguen destruyendo infraestructuras esenciales e instalaciones médicas.

La gente de Gaza está atrapada y sometida a un duro asedio sin posibilidad de salir del territorio. En consecuencia, es esta misma la población civil la más afectada por los actuales ataques aéreos israelíes y por una posible invasión terrestre. Las personas bajo atención médica en hospitales o con otras restricciones médicas o de movilidad no pueden evacuar. Además, las reservas de combustible y energía se han agotado en algunos lugares y están a punto de agotarse en otros, incluidas las que alimentan las máquinas que salvan vidas en los hospitales. Israel está bloqueando la entrada a Gaza de ayuda y suministros vitales. La pérdida de vidas civiles sigue aumentando cada día que Gaza permanece sitiada.

Israel está convirtiendo los alimentos en armas mediante el bloqueo y el asedio, que son ilegales según el derecho internacional. Antes de estos ataques, y debido al bloqueo israelí, Gaza tenía limitadas las importaciones de alimentos y escasos recursos de agua potable. El único acuífero de agua de Gaza estaba casi totalmente contaminado antes del asedio; ahora Israel ha cortado la única tubería de agua que llega a Gaza y, debido a los cortes de electricidad, los pozos y las estaciones de bombeo de agua están fuera de servicio. Ya están surgiendo temores de deshidratación en Gaza. Los y las agricultores no pueden acceder con seguridad a sus tierras, que en su mayoría están cerca de las vallas del perímetro y fuertemente militarizadas. Los y las pescadoras sufren constantes disparos, detenciones y expulsiones del mar.

La ONU ha pedido constantemente a Israel que levante los bloqueos, así como que ponga fin a la violencia en Gaza y los demás territorios palestinos ocupados; sin embargo, Israel sigue actuando con impunidad, respaldado por poderosas potencias financieras y políticas. Estados Unidos y otros Estados occidentales, en particular, no han disuadido a Israel de cometer crímenes, sino que han asegurado su apoyo incondicional. Varios relatores especiales de la ONU han alertado de que la escalada de crímenes contra la humanidad en Gaza está perpetuando el riesgo de genocidio contra el pueblo palestino.

Los castigos colectivos y los ataques contra civiles equivalen a crímenes de guerra. Condenamos enérgicamente los asesinatos deliberados de civiles inocentes y de personas tomadas como rehenes por Hamás. Denunciamos las acciones del gobierno israelí y de las Fuerzas de Defensa de Israel, que violan el derecho internacional. Israel tiene obligaciones legales con el pueblo palestino como fuerza de ocupación, incluida la protección de la población en los territorios que ocupa. La agresión en curso dará lugar a una inestabilidad permanente y, potencialmente, a nuevos conflictos en la región y a escala internacional. La atrocidad que se está produciendo puede y debe detenerse. En consonancia con los Convenios de Ginebra, la Carta de las Naciones Unidas y los posteriores instrumentos de derechos humanos, todos los Estados tienen la obligación internacional de prevenir los crímenes de guerra y adoptar medidas conjuntas y por separado para lograr la plena realización de los derechos humanos en Gaza y Cisjordania.

El único medio para poner fin a décadas de violencia y opresión, al tiempo que se garantiza la justicia para el pueblo palestino, es abordar las causas profundas del conflicto, lo que incluye poner fin a la ocupación ilegal del territorio palestino y reconocer el derecho de los y las palestinas a la libre determinación. Como miembros y simpatizantes de la Red Mundial por el Derecho a la Alimentación y a la Nutrición, las organizaciones abajo firmantes exigimos a los Estados que tomen medidas para:

  • Establecer inmediatamente un alto al fuego y poner fin a los bombardeos y ataques en Gaza;
  • Garantizar la provisión de alimentos, agua y suministros médicos a la población de Gaza;
  • Levantar los bloqueos que impiden el flujo de personas y mercancías a Gaza;
  • Liberar a los rehenes tomados por Hamás y a los y las palestinos y palestinas detenidos arbitrariamente por Israel;
  • Garantizar justicia y reparación a las víctimas;
  • Apoyar la labor de la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU sobre los Territorios Palestinos Ocupados, incluidos Jerusalén Oriental e Israel, para recabar y conservar pruebas de los crímenes de guerra cometidos por todas las partes y garantizar que los responsables rindan cuentas. Esto debe incluir la investigación de las responsabilidades de todos los Estados que no han disuadido a las partes en conflicto de cometer esos crímenes o les han prestado apoyo;
  • Adoptar medidas concretas para abordar las causas profundas de la violencia y encontrar una solución al conflicto que garantice los derechos de los y las palestinos y palestinas y ponga fin a la actual ocupación colonial y de apartheid de Palestina.

Firmado por:

ACTUAR, Portugal 

Foro Brasileño para la Soberanía Alimentaria y la Seguridad Alimentaria y Nutricional (FBSSAN) 

Centro para el Desarrollo Social, India 

Defensoría del Derecho a la Salud, México 

Focus on the Global South

FIAN Colombia 

FIAN Honduras 

FIAN Indonesia 

FIAN Internacional  

FIAN Nepal 

FIAN Sri Lanka 

FIAN Suiza 

FIAN Uganda 

Coalición Internacional del Hábitat - Red por el Derecho a la Vivienda y a la Tierra 

Indonesia por la Justicia Global (IJG) 

Katarungan, Filipinas 

Movimiento de Agricultura Ecológica de Lanka (MAEL), Sri Lanka 

Organización Nacional de Solidaridad Pesquera (ONSP), Sri Lanka

Masifundise, Sudáfrica 

Observatorio DESCA 

Comité Kissan Rabita de Pakistán (PKRC) 

Paschim Banga Khet Majoor Samity, India

Campaña por el Derecho a la Alimentación, India

Sociedad para el Desarrollo Internacional (SID)  

Solidaritas Perempuan, Indonesia 

Sri Lanka Nature Group (SLNG), Sri Lanka 

UBING (Investigación Política para el Desarrollo Alternativo), Bangladesh

URGENCI 

Foro de la Juventud para la Protección de los Derechos Humanos, India 

Alianza de Zambia para la Agroecología y la Biodiversidad (AZAB), Zambia

Anne C. Bellows PhD, Universidad de Siracusa