SOFI 2022 ignora las causas del aumento del hambre y fracasa en la propuesta de soluciones
Se lanzó el Informe sobre el Estado de la Alimentación y la Nutrición en el Mundo (SOFI) 2022,
En su Informe sobre el Estado de la Alimentación y la Nutrición en el Mundo (SOFI) 2022, lanzado ayer, los organismos responsables de la ONU presentaron su balance anual de los progresos realizados en la tarea de poner fin al hambre y la malnutrición en el mundo, corroborando con este el creciente aumento del hambre en el mundo y el hecho de encontrarse lejos de cumplir el objetivo de hambre cero para 2030 recogido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
El Informe SOFI de este año pone un especial foco en la necesidad de renovar las políticas agrarias y alimentarias con el fin de hacer más asequibles las dietas saludables. Asimismo, recalca que, el año anterior, el número de personas afectadas por el hambre en todo el mundo alcanzó los 828 millones, 46 millones más que en 2020 y 150 millones más desde que arrancara la pandemia del COVID-19.
A esto hay que sumar los 3100 millones de personas que en 2020 no podían permitirse el consumo de dietas saludables, 112 millones más que en 2019, reflejando con esto los efectos de la inflación sobre el precio de los alimentos de consumo, derivado del impacto económico de la pandemia del COVID-19 y de las medidas puestas en marcha con el fin de contenerla.
Por un lado, el informe compilado por la Organización para la Alimentación y la Agricultura, el Fondo Internacional para el Desarrollo de la Agricultura, el Fondo de la ONU para la Infancia, el Programa Mundial de Alimentos y la Organización Mundial para la Salud subraya la “intensificación de los principales factores causantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición, a saber, los conflictos, los fenómenos climáticos extremos y las perturbaciones económicas, en combinación con el aumento de las desigualdades” y, sin embargo, su enfoque estadístico presta muy poca atención a las causas estructurales del hambre y la malnutrición, al igual hace con la recurrente crisis global del precio de los alimentos.
Según el SOFI, “La evidencia sugiere que, si los gobiernos adaptan los recursos para dar prioridad a los consumidores de alimentos y para incentivar la producción, la oferta y el consumo sostenibles de alimentos nutritivos, ayudarán a que las dietas saludables sean menos costosas y más asequibles para todas las personas”.
“No obstante, la pregunta sigue siendo la misma, ¿quién recibirá las subvenciones para producir y distribuir estas dietas saludables: grandes corporaciones o productores/as de alimentos a pequeña escala? ¿Cadenas de suministros internacionales o mercados de alimentación locales?”, ha señalado la responsable de políticas para FIAN Internacional Angelica Castaneda. El Informe mínimamente señala los desequilibrios de poder que existen entre los grandes actores del sector alimentario y las comunidades locales y no propone profundas transformaciones de los sistemas alimentarios hacia la soberanía alimentaria y la agroecología.
Este año, el Informe SOFI enfatiza la necesidad de redistribuir los limitados recursos públicos con el fin de reducir el precio de los alimentos saludables. Sin embargo, no ha sido sino el injusto sistema económico global quien ha causado la escasez de los recursos públicos que afecta, de manera particular, al hemisferio Sur.
“Es imposible llevar a cabo una genuina transformación de los sistemas alimentarios globales sin hacer cambios en los sistemas económicos y financieros que pongan freno a la acumulación de insostenibles e ilegítimas deudas públicas externas, incluyendo una reforma fiscal”, ha explicado Sofia Monsalve, secretaria general de FIAN Internacional. A lo que añade: “Resulta imprescindible la cancelación incondicional de la deuda pública externa de manera urgente para permitir la liberación inmediata de los recursos y remodelar los insostenibles sistemas alimentarios. Es el sistema económico global el que está causando el hambre y la malnutrición”.
Como la crisis del COVID hizo al destapar nuevas capas de la crisis alimentaria mundial y la guerra en Ucrania ha ratificado, la seguridad alimentaria y la malnutrición no puede ser solventada hasta que no sean abordadas las arraigadas injusticias que subyacen en los sistemas alimentarios industriales globales.
El informe de FIAN Internacional Guerra en Ucrania: las recurrentes crisis alimentarias exponen la fragilidad del sistema pone el foco en las principales causas que se encuentran detrás del hambre y la malnutrición, entre las que se incluye la dependencia del sistema en las cadenas de valor globales, la marginalización de la producción local de alimentos y la persistente volatilidad del precio de estos, causada por la creciente concentración corporativa en torno a las cadenas de valor alimentarias, la financiarización, la especulación de los precios y la falta de regulación de los mercados.
La pandemia del Covid-19 fue una señal de alerta y los efectos de la guerra de Ucrania demuestran con creces la vulnerabilidad de las cadenas de suministros globales a perturbaciones como estas. La extremada concentración de la división mundial de la producción alimentaria debilita la soberanía alimentaria a nivel local y nacional y reduce la capacidad de resiliencia en tiempos de crisis, tal y como subraya el informe de FIAN.
“A pesar de esto, una vez más, los organismos autores del Informe SOFI han fracasado al abordar el rol del sistema alimentario industrial como causante del hambre y la malnutrición”, ha señalado Monsalve.
En lugar de esto, el Informe sigue proponiendo contenciosas soluciones para la transformación de los sistemas alimentarios centradas en la tecnología y en la integración de los productores/as a pequeña escala dentro de las cadenas de valor mundiales. La agroecología sigue estando ausente entre las recomendaciones del informe para la transformación de los sistemas alimentarios.
“Esto no hará sino seguir afianzando el dominio corporativo sobre los sistemas alimentarios y debilitando los esfuerzos globales hacia una transformación real basada en la diversificación, la producción de alimentos a pequeña escala y la agroecología”, ha concluído la secretaria general de FIAN Internacional.
Para cuestiones relacionadas, por favor, contactar con Sofia Monsalve: monsalve@fian.org